La bonaerense Historia criminal de la policia de la provincia de Bs As - Ragendorfer Dutil



La bonaerense Historia criminal de la policia de la provincia de Bs As - Ragendorfer Dutil




La bonaerense Historia criminal de la policia de la provincia de Bs As - Ragendorfer Dutil


Con efectivos mal equipados, mal pagados y, sobre todo, mal reclutados y peor instruidos, La Bonaerense convirtió algunas de sus tareas en parte de su sistema de sobrevivencia: capitalistas de juego y comerciantes irregulares trabajan desde hace décadas en sociedad forzada con las comisarías, pagando un canon para seguir existiendo...

Todos los poderes de la sociedad conocen desde siempre esta situación y la consienten, por aquello de la crónica escasez de recursos y de la no menos crónica corruptela del poder político, que siempre supo sacar provecho. Fondos para bolsillos particulares y campañas electorales, complicidad en los propios negocios turbios, mano de obra disponible, son razones de peso.

El lugar de subordinación que ocupa la Policía dentro de los poderes del Estado torna imposible creer en su autonomía delictiva; ésos son, en todo caso, los verdaderos ejemplos aislados. Punteros barriales, concejales, diputados, gobernadores, son sus mandantes o protectores, según cargos y capacidad de acción.

Detrás de todo gran policía corrupto hay siempre un gran político. Hace veinte años, cuando el general Ramón Camps se hizo cargo de La Bonaerense, durante la última dictadura militar, se produjo un "salto cualitativo" en el estado de corrupción policial. Como siempre en estos casos, lo que empieza como "autofinanciamiento operativo" se convierte en operativo de financiamiento personal; sin que una alternativa sea mejor que la otra, aunque sí distintas.

El militar genocida y su temible director de Investigaciones, el comisario Miguel Etchecolatz, convirtieron a la Policía y especialmente a sus brigadas de Investigaciones en máquinas de matar que trabajaban a destajo y cobraban sus horas extra de entre los bienes robados a sus víctimas.

El asesinato y la tortura; el secuestro y su figura anexa, la extorsión; el "botín de guerra"; la rapiña, fueron las prácticas habituales en las cuales se formaron los hombres que hoy conducen la Institución, todos ellos mayores de 40 años. Especialmente los agentes "operativos", como los llaman en su argot, es decir, los que van al frente de batalla policíaco: la calle.


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