25 de mayo Portaaviones - Secondi Leguizamon



25 de mayo Portaaviones - Secondi Leguizamon




25 de mayo Portaaviones - Secondi Leguizamon


La Armada Argentina allá en 1957, al disponerse a incorporar el portaaviones A.R.A. "Independencia", el que en menos de diez años permitió formar no solo pilotos y tripulantes de una compleja máquina de guerra, sino que instaló en nuestra Flota de Mar una concepción de proyección oceánica. A comienzos de la década del 70 se incorporan los primeros reactores de ataque a la Aviación Naval y con ellos nace la necesidad de reemplazar la catapulta hidráulica del "lndependencia"por la moderna y potente catapulta a vapor con la que ya había sido equipado el futuro A.R.A. ''25 de Mayo". Esta orgullosa nave, receptora de la prosapia del nombre que desde los tiempos de Brown identificara a la nave insignia de nuestra flota, completó y perfeccionó el capital humano recibido de su hermana y gemela. A su bordo los centuriones (pilotos con cien "enganches" en su cubierta), bicenturiones y tricenturiones hicieron gala de su reconocida capacidad profesional, al punto que se les permitió operar sobre la cubierta de los portaaviones nucleares norteamericanos"Constellation"y "Lincoln", y actualmente lo hacen sobre la cubierta del "Minas Gerais", nave almirante de la flota brasilera. Pero la habilidad desarrollada por estos pilotos o por los señaleros de aterrizaje, es solo la parte visible del iceberg; por debajo y por encima de la cubierta de vuelo palpita un enorme caudal de expertos tripulantes. El portaaviones, superando en este aspecto a todos los demás tipos de buques de guerra, es un complejo sistema de armas servido por más de mil hombres, que integran un sofisticado y complejo equipo de trabajo, en el que cada rol es insustituible y vital. En las proporciones modestas de nuestro ''25 de Mayo", centenares de hombres se entrenaron en tareas de señaleros, calceros, tractoristas de cubierta de vuelo. Otros tantos operaron las complejas maquinarias de frenado y catapulta; otros cubrían funciones en la central meteorológica -en los equipos de lucha contra incendio, en el ceritro de dirección de aviones desde donde se controlaban todas las aeronaves propias que operaban en la zona- en la torre de control responsable de controlar el circuito de aterrizaje y despegue, en el hangar, en la central meteorológica- en los talleres de mantenimiento de las aeronaves, sus armas y sus equipos electrónicos, etcétera. Todas estas tareas fueron desarrolladas, perfeccionadas y profesionalmente cumplidas a lo largo de miles y miles de "enganches", de día y de noche, en nuestras calmas aguas interiores y en lo borrascoso de nuestras latitudes extremas, tanto en la paz como en la guerra.


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