¡Uh Ah! La vida ilustrada de Hugo Chavez Frias



¡Uh Ah! La vida ilustrada de Hugo Chavez Frias




¡Uh Ah! La vida ilustrada de Hugo Chavez Frias


Un niño de Sabaneta, con el alma llena de saberes de Los Llanos transmitidos por sus ancestros y ancestras, con ese sentido de inmensidad y ganas de aprender, se abría paso en la vida. Con la humildad de conocer sus orígenes, en un pequeño pueblo, comenzó a crecer como cualquier otro niño, llenando de anécdotas su historia. Vendía “arañas” de la cosecha de Rosa Inés, su siempre recordada abuela.

Para proseguir sus estudios se mudó con sus padres a Barinas, la capital del estado. Eran los años de la inocencia, esos cuando se vislumbra en el horizonte una gran carrera: Hugo Rafael, ese niño de Sabaneta, quería ser beisbolista, y lo hacía bien, como todo lo que se proponía. Esa habilidad, junto con su inteligencia, lo haría ingresar en la Academia Militar, en Caracas, a donde se trasladó apenas se graduó de bachiller.

Chávez egresó de la Academia Militar con sus sueños acrecentados, con la conciencia aún más despierta, hermanado profundamente con la acción y el verbo de Bolívar, el Libertador, guía y respaldo de la lucha por venir.

Enseguida le fue asignado su primer cargo en el Ejército. Comenzó a foguearse en la práctica, en el recorrido por la tierra grande de Venezuela, a adquirir un conocimiento vivo del territorio, de sus habitantes, de sus contrastes y relieves.

Imbuido de la sagrada pasión por defender a la Patria iba observando de cerca la situación que imperaba en el país, notaba las grandes contradicciones de la “democracia” representativa y de las Fuerzas Armadas conducidas, por intereses contrarios al mandato bolivariano, a defender aquel régimen de estafa y oprobio contra el pueblo.

Avanzaba la crisis económica, social, política y sobre todo moral, y Chávez, hombre de pensamiento y acción, iba sintiendo cada día con mayor convicción la decisión revolucionaria de tomar partido a favor del pueblo débil y oprimido, de entregar en beneficio de este, su energía y su suerte. Más tarde sería testigo del llamado Caracazo o Sacudón… del primer signo de la Revolución popular que luego él, junto al pueblo, comandaría.

Esta es su historia…

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