Manuscrito de un desaparecido en la ESMA - Gasparini



Manuscrito de un desaparecido en la ESMA - Gasparini




Manuscrito de un desaparecido en la ESMA - Gasparini


En noviembre de 1978, prisionero en la ESMA, un hombre sabe que sus verdugos de la Armada lo van a liquidar. Tiene 34 años y sobre sus espaldas reposa unas de las experiencias individuales más extrañas de la guerrilla peronista. Profeta de la lucha armada urbana, asaltando con Tacuara el Policlínico Bancario en 1963, atraco que causaría dos muertos y tres heridos, fue condenado a 18 años de cárcel, de donde fugó dos veces, hasta beneficiarse con la amnistía de 1973. De un nacionalismo originariamente de derechas su ideología evolucionó a un clasismo marxista, cortejando a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), en cuya extinción se viera envuelto, rutina infernal de divisiones concluida hacia 1974. Marginado de la fiebre política de entonces, mañoso y polemista, lo sedujo alguno de sus correligionarios de Tacuara, embarcándose en la única acción guerrillera firmada por argentinos en el extranjero, el secuestro contra pago de rescate en París del director de la FIAT en Francia, Lucchino Revelli-Beaumont, el 13 de abril de 1977.

Redactor del «manifesto» que se publicó en varios diarios de prestigio internacional, que junto con el rescate de 2 millones de dólares pagados por la FIAT produjo la liberación de Revelli-Beaumont, tal vez pensó que por ser ajeno a los Montoneros y el ERP, las principales organizaciones guerrilleras objeto de la furia exterminadora de las Fuerzas Armadas, sus datos no serian retenidos por el tamiz represivo. Quizás dejó de lado que casi todos sus compañeros de la aventura en Europa habían sido detenidos en España, sin contabilizar que de los dos millones de dólares del botín, la policía no pudo recuperar 400 mil dólares. Su error de apreciación regresando al país en aquellas circunstancias, creyendo que su pasado político había sido olvidado, lo convirtieron en una presa desprevenida. No reparó en la codicia que despertaran en los esbirros de la ESMA los 400 mil dólares faltantes, a los que sus torturadores supusieron llegarían a través de él. Fue tal vez por eso que lo raptaron cuando ya declinaba la llamada «lucha antisubversiva» en 1978.

Sin embargo, por más que hubiera querido, no podía entregar ese dinero para que cesaran de picanearlo porque se accedía mediante uno de sus compañeros al que le era imposible localizar. Su caso se hizo famoso en la ESMA pues cantaba la Marcha Peronista y modulaba tangos entre las sesiones de picana eléctrica. Durante las cavilaciones entre los resuellos de tantos tormentos volvió a acariciar el proyecto que lo venía tentando antes de caer: escribir un libro sobre su vida. La idea coincidió con el ritual que los interrogadores de la ESMA sometían a ciertos detenidos: hacerlos redactar su trayectoria política, o la de sus organizaciones. Aprovechando la ocasión, sin tener que fingir ninguna supuesta colaboración ni esconder información que ya se sabía sobre sus antecedentes, el condenado a muerte arregló sus cuentas políticas, y reveló entretelones de la operación Revelli-Beaumont, enigmática acción comando, en la que revolucionarios argentinos se mezclaron con delincuentes comunes. Poco después de terminar su narración, a Caffatti lo desaparecieron de la ESMA. El libro compendia su historia, reproduciendo el manuscrito póstumo que dejó a sus victimarios, de una 100 páginas, cuyo original fue preservado durante 27 años, por una sobreviviente de la ESMA.

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